Hubiera sido impensable hablar del feminismo indígena en México hace diez años; sin embargo, desde el levantamiento zapatista, que comenzó el 1 de enero de 1994, vemos el surgimiento de un movimiento de mujeres indígenas a nivel nacional que lucha en varios frentes. Por un lado, estas mujeres indígenas organizadas unen sus voces con las del movimiento indígena nacional para denunciar la opresión económica y el racismo que marcan la integración de las poblaciones indígenas en el proyecto nacional. Por otro lado, luchan dentro de sus organizaciones y sus comunidades para transformar los elementos de «tradición» que conducen a su exclusión y opresión. Al analizar las demandas y estrategias de lucha de estas mujeres, vemos que nace un nuevo feminismo indígena. Aunque algunas de sus demandas coinciden con las de los sectores del feminismo nacional, este feminismo también difiere sustancialmente de él.