En este capítulo expondremos las críticas planteadas por mujeres indígenas y campesinas organizadas que están haciendo teorizaciones propias –a partir de sus intelectuales orgánicas– y que replantean no sólo las políticas económicas hacia el agro mexicano sino, en un sentido más amplio, las relaciones de los seres humanos con la naturaleza y las normas de convivencia y justicia social entre mujeres y varones.
Las voces de las mujeres campesinas se empiezan a escuchar en los años ochenta, como parte de una amplia vertiente de movilizaciones y luchas de mujeres urbanas y rurales que participaban en los movimientos populares (sindicales, urbano populares y campesinos) desde donde inician la crítica a las desigualdades e injusticias de género. Las mujeres del movimiento campesino fueron parte de ese proceso pionero en la construcción de un feminismo popular en su versión rural que tuvo muchos puntos de tensión con el llamado feminismo histórico mexicano –surgido en los años setenta en espacios urbanos, universitarios, de sectores medios y en algunas ocasiones con una ideología de izquierda–, aunque también existieron intereses comunes que no siempre confluyeron en luchas conjuntas. En este capítulo reconstruimos la historia de los feminismos rurales e indígenas en México y reflexionamos sobre sus aportes a la crítica feminista anti-racista.