Del 27 al 30 de mayo tuvo lugar en San Juan, Puerto Rico el XXXIII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA por sus siglas en inglés). LASA con 9500 miembros es la asociación de latinoamericanistas más grande del mundo, y reúne a expertos de todas las disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades. Fundada en Nueva York en 1966, la asociación había estado hegemonizada históricamente por académicos vinculados a instituciones de investigación y docencia de los Estados Unidos, y aunque actualmente un 45% de los socios es de América Latina, la organización del congreso había estado mayoritariamente en manos de académicos afincados en el país del norte. Debra A. Castillo, profesora de literatura comparada de la Universidad de Cornell, fue elegida presidenta durante el periodo 2013-2015, y decidió revertir esta tendencia invitándonos a mí y al académico mapuche Luis Cárcamo-Huechante de la Universidad de Texas en Austin, a coordinar el programa de LASA 2015.
La discusión en torno a la temática general del congreso “Precariedades, Exclusiones y Emergencia” y de los paneles presidenciales e invitados, nos dio el pretexto para intercambiar reflexiones sobre los temas urgentes que afectan la vida de las naciones latinoamericanas, como son la precarización del trabajo en general y del trabajo académico a nivel específico, la violencia en sus distintas manifestaciones, las exclusiones raciales, de clase y género que siguen, marcando la vida cotidiana; pero a la vez poner en el centro de nuestras reflexiones la capacidad de agencia social de quienes vivimos en estos contextos de precarización: las identidades emergentes, la producción cultural y literaria que confronta la desvalorización del trabajo y de la vida.
Durante el año y medio que duró la preparación del Congreso, Luis Cárcamo y yo trabajamos codo a codo, no sólo para aumentar la participación de académicos de instituciones de América Latina en la organización del Congreso, sino también para abrir espacios para intelectuales indígenas y afrodescendientes, y para investigadores que producen conocimiento fuera de los espacios institucionalizados de la academia. En esta ardua tarea conté con el apoyo de varios antropólogos de instituciones mexicanas que participaron como Coordinadores de Áreas Temáticas y del área de difusión de CIESAS.
Una primera decisión fue que en cada una de las 34 Áreas Temáticas del Congreso hubiera por lo menos un académico afincado en América Latina. Los coordinadores de las Áreas Temáticas fueron los encargados de seleccionar paneles y ponencias individuales y de evaluar las solicitudes de becas, así como de organizar los Paneles Magistrales Invitados que ocuparon un lugar especial en el Programa. Entre los académicos mexicanos que nos apoyaron en esta tarea: María Bertely Busquets (CIESAS), coordinando el Área Temática de Políticas Educativas y Pedagogía; Alejandro Cerda García (UAM Xochimilco) coordinando el Área Temática de Derechos Humanos y Memoria; Mariana Mora Bayo (CIESAS), coordinando el Área de Defensa, Violencias e (In) Seguridad; Claudia Zamorano Villarreal (CIESAS), coordinando el Área Temática, Ciudades, Planeación y Servicios Sociales; Margara Millán Moncayo (UNAM) coordinando el Área Temática de Cultura, Poder y Subjetividades Políticas; Sara Lara Flores (UNAM), coordinado el Área Temática de Vida Agraria y Rural; Graciela Bensusan Aerous (UNAM) coordinado el Area Temática Estudios de Trabajo y Relaciones de Clase y Rachel Sieder, (CIESAS) Coordinando el Área Temática de Legalidad, Derechos, Ciudadanía y Justicia.
No es posible describir en este espacio todos los paneles en los que participaron los antropólogos mexicanos que fueron cientos, pero si quisiera hacer una breve reseña de la Sesión Presidencial y las sesiones Magistrales Invitadas que estuvieron bajo responsabilidad de investigadores de instituciones mexicanas.
La primera Sesión Presidencial del Congreso Exclusiones Epistémicas (video) estuvo coordinada por Rosalva Aída Hernández el jueves 29 de mayo, donde Gladys Tzul Tzul, artista visual y socióloga maya k’iche compartió el estrado con el sociólogo portugués, Boaventura de Sousa Santos, quienes nos hablaron de las exclusiones epistémicas que se siguen reproduciendo en las relaciones académicas Norte-Sur. Se trató de un diálogo dinámico, que rompió con el formato de las conferencias magistrales, y se inició con una intervención crítica de Gladys Tzul sobre los lugares de enunciación desde donde se cuestionan las exclusiones epistémicas, el cual fue respondido de manera respetuosa por el sociólogo lusitano. La importancia de construir alianzas a partir de diálogos interculturales fue fundamental para ambos, aunque Gladys enfatizó la importancia de reconocer las desigualdades y las relaciones de poder que siguen marcando los diálogos interculturales a pesar de las buenas intenciones que se tenga.
También el jueves 29 de mayo María Bertely Busquets organizó la Sesión Invitada Educación propia, luchas reivindicatorias y precariedad de las políticas públicas en la región indoamericana que reunió a un intelectual indígena, Rafael Cardoso Jiménez, investigador educativo de Oaxaca y con dos académicos no indígenas, María Bertely y Richard Cisneros López de PAUTA/UNAM (quien tomó el lugar de Luis Enrique López Hurtado de Bolivia que canceló por razones de salud) para dialogar en torno a trayectorias articuladas a movimientos pedagógicos y étnico-políticos que intervienen en la construcción de una educación propia, intercultural y desde debajo como respuesta a políticas públicas excluyentes y precarias en la región indoamericana del continente.
El viernes 30, Claudia Zamorano (CIESAS) y Marcela González Rivas (Universidad de Pittsburgh) organizaron la sesión invitada El espacio y los servicios públicos en la ciudad neo-liberal: precariedades, exclusiones y emergencias, con la participación de Clara Irazábal (Universidad de Columbia), Michael Janoschka (Universidad de Madrid) y Ryan Centner (London School of Economics) quienes reflexionaron sobre la ciudad en un contexto neoliberal, señalando que lo que se está dando desde los años ochenta, más que una retirada del Estado en la gestión del espacio y los servicios urbanos, es el surgimiento de nuevas funciones a favor de los capitales nacionales y trasnacionales. En este contexto, el suministro del agua, los espacios públicos, el transporte, la seguridad y la energía eléctrica – servicios que comúnmente eran ofrecidos por los Estados a sus ciudadanos – han pasado por procesos de privatización y mercantilización (parcial o total), reconfigurando no sólo el papel del Estado, sino también el de sus contrapartes, como el sector privado, movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y comunitarias.
Si bien Mariana Mora no pudo asistir por su avanzado embarazo, organizó junto con la antropóloga colombiana, Clemencia Correa la Sesión Invitada Repensando la producción de violencias en contextos de precariedad y exclusión: Políticas de Defensa, Criminalización e Identidad, en el que contamos con la participación del director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Guerrero, Tlachinollan, Abel Barrera, quien hizo un análisis de las movilizaciones que desató la desaparición de los 43 jóvenes de la normal de Ayotzinapa, llevando a Puerto Rico los mensajes y las reflexiones críticas de los jóvenes normalistas sobrevivientes y de las familias de los desaparecidos. También desde una experiencia como académico-activista, Denis Martínez, de la Universidad de Texas en Austin, nos habló de las luchas de los jóvenes activistas y artistas en una colonia popular de Guatemala controlada por las maras. La violencia como un problema estructural, que alimentan los Estados militarizados y los discursos de seguridad nacional, fue analizada también por Orlando Aragón (Universidad de Coimbra), abogado y representante legal del pueblo purépecha de Cherán, Michocán, que ha dado una lucha legal para que reconozcan sus formas comunitarias de elegir autoridades y que mediante la organización colectiva han logrado expulsar al crimen organizado de sus bosques. Si bien fue un panel sobre el impacto de las múltiples violencias, fue también sobre los logros y esperanzas de los jóvenes organizados que crecen en estos contextos.
Esta sesión estuvo vinculada temáticamente y espacialmente por la sesión invitada que la precedió: ¨Indocumentados y Excluidos: economías, violencias y la ley coordinada por Rachel Sieder y Cath Collins (Universidad Diego Portales) que se enfocó en las complejas relaciones entre el proceso de migración, las violencias múltiples y ley en México y Centroamérica. Contó con participaciones de Lynn Stephen, de la Universidad de Oregon, Elizabeth G. Kennedy, de la Universidad de San Diego y Óscar Martínez, periodista de El Faro periódico digital de El Salvador. Los participantes iluminaron distintos aspectos de la crisis humanitaria que afecta a miles de centroamericanos y mexicanos, exponiéndoles a torturas, extorsiones, violaciones y muerte en sus intentos de llegar a los EEUU y que da como saldo un promedio de 400,000 deportados por año. En conjunto, el panel analizó como las nuevas economías flexibles e hibridas convierten a los migrantes indocumentados en mercancías altamente rentables y desechables a la vez. Los tres participantes subrayaron la necesidad de valorar la agencia de los migrantes y de contestar las zonas de muerte con zonas de vida.
Sara María Lara (UNAM) y Cristóbal Kay (International Institute of Social Studies, ISS; Universidad de Rotterdam, Países Bajos) organizaron la sesión invitada “Transformaciones del trabajo rural en América Latina: Precariedades, exclusionesy emergencias” en la que se analizó el drástico aumento del empleo temporal femenino y la agudización de la precarización de las condiciones laborales y de vida en el mundo rural a partir de lasemergencia de las políticas neoliberales. Asimismo, en esta sesión se discutió la creciente exclusión de los campesinos de la producción agrícola, que se orienta a grandes mercados, generando la masiva búsqueda de diferentes formas de ingreso, predominando el trabajo como jornaleros y las remesas de miembros que han migrado a otras regiones del país o al extranjero.
Finalmente, a través del Proyecto “Mujeres y Justicia en América Latina” dirigido por Rachel Sieder, co-patrocinamos la Sesión “Mujeres Indígenas, Saberes y Estrategias Políticas” organizado por Cristina Rojas de la Universidad de Carleton en Canadá, en la que participaron las dirigentas indígenas bolivianas Toribia Lero Quispe y Yamila Gutiérrez Callisalya y la socióloga Maya-Quiché, Gladys Tzul Tzul. En esta sesión las representantes de Bolivia plantearon los retos para incorporar conceptos como los de género y patriarcado a sus luchas políticas por estar fuera de su cosmovisión indígena, pero a la vez que reconocieron los retos internos que representan el machismo, el paternalismo y la violencia contra las mujeres, dentro de las organizaciones indígenas de su país. Asimismo, señalaron que los retos que enfrentan las mujeres indígenas provienen también del mismo Estado y de sus políticas públicas, cuyas soluciones tienden a incrementar los conflictos al interior de la comunidad, como es el uso instrumental de las mujeres indígenas para promover políticas extractivistas, o las políticas educativas que violentan la autoestima y desvalorizan los saberes propios. Por su parte, Gladys Tzul subrayó que en Guatemala se adopta abiertamente una política extractivista, y que hay similitud en las estrategias de resistencia de mujeres. En Guatemala, como en otros países, la lucha por el territorio tiene cara de mujer, la resistencia a la minería se hace desde las mujeres y ellas participan en la política no solo como mujeres sino como comunidad de hermanas. Una conclusión del panel fue la riqueza que surge del dialogo de mujeres indígenas al comparar las diferencias y también las similitud de las estrategias.
Salir de los limitados espacios de la academia y/o lograr la inclusión de otras formas de producir conocimiento o de otras experiencias desde los márgenes, implica mucho trabajo y no siempre se cuenta con los recursos y la disposición para poderlo hacer. Ojala que este intento nuestro, en el que la participación de los y las antropólogas mexicanas fue fundamental, sea una primera semilla para seguir incursionando en nuevas estrategias para que el Congreso anual de LASA siga siendo un espacio de encuentro de saberes diversos.